¿Qué se ve tras la membrana de la matrix en la que vivimos?

 

Dominamos este mundo con la mente. Así vemos lo que vemos, sentimos lo que sentimos y nos complace. Nos ajustamos a lo que nos rodea con la consciencia material y fluimos con total naturalidad en nuestro mundo, que por costumbre se ha convertido en algo habitual e incluso ordinario.

Aunque si pensamos fríamente en todo esto que nos rodea, la idea de mover un cuerpo a voluntad, la idea de poder interactuar al mismo tiempo con materia, la idea de asimilar el espacio-tiempo con la mente, la idea de ver y comprender es algo verdaderamente fascinante. Tan fascinante como absorbente y contundente. Tan normal que lo hemos afianzado al todo lo que es y será, y con esta premisa vivimos a toda prisa en una sociedad controladora que pretende que tus ochenta años de promedio de vida pasen a gran velocidad para que tengas poco tiempo para pensar, comprenderte y conocerte de verdad.

Vivimos en una carrera de obstáculos tan compleja, que durante el viaje no podemos llegar a apreciar el paisaje. De dónde venimos, a dónde vamos y qué somos son preguntas que se han presentado como enigmas sin respuesta, cuestiones inalcanzables que merece más la pena no pensar para poder vivir con total “libertad”

Entonces nos adaptamos y aferramos a esta realidad con miedo a que se acabe el escaso tiempo de vida que tenemos, y todos vamos sobre un tren repleto de ruido y distracciones que nos lleva a todos al mismo destino.

Bájate del tren

Pero ¿Qué pasa si alguien se baja de este tren? Aunque sólo sea durante un rato, ¿Qué pasa si alguien deja de escuchar esa música en repeat continua repleta de electricidad estática, redes Wifi y neurotóxicos?

Se encuentra de bruces con la idea original de la vida, con el silencio perpetuo, con la esencia del nacimiento y con la calma sosegada y agradecida que te ofrece la mente a cambio de nada. Entonces tenemos más tiempo para admirar el cielo y el universo. Y desde ese estado de soledad, donde se contempla como se aleja ese tren repleto de distracciones, disfraces, consumo y fiestas, se empieza a vislumbrar lo invisible.

Pensamiento libre que desata los miles de nudos cerebrales. Sólo desde el silencio podremos oír de verdad, sólo desde la más profunda oscuridad podremos ver de verdad. Recuperamos el control de nuestra mente.

Frente a nuestros ojos cae una membrana compuesta de luz y profundidad finita. Objeto palpable desde lo impalpable y vista desde lo invisible. No es posible atravesar la membrana con el cuerpo, por que no existe nada más asentado y acostumbrado a la materia que el cuerpo físico, pero aquello que condiciona el alma no la transforma irremediablemente, y es cuestión de tiempo y de deseo verdadero poder liberarla. Entonces nuestra mente transforma la membrana en persiana y es trabajo de uno el introducir los dedos entre sus lamas y abrir para poder contemplar al otro lado.

matrix

¿Qué se contempla más allá de la materia? En principio y como resquicios un océano de mundo personal interno, aquellos fantasmas, monstruos y miedos físicos. Un decadente descenso a los infiernos que recubre la vida de uno mismo. Un objeto que se presenta en forma de verdad, decenas de perturbaciones monstruosas que te condicionan en tu día a día, como buitres que sobrevuelan un un cuerpo dormido al borde de la desnutrición dispuestos a darse un festín. Resquicios de emociones oscuras que toman forma de submateria para poder interactuar contigo, pero que no son más que otro juego de la materia física, que se espantan desde la indiferencia, el amor, el cariño y el entendimiento hacia uno mismo. Entonces estos buitres se asustan al ver a alguien imperturbable y despierto, huyen con miedo de la luz y van a otro paradero para picotear otras futilidades infundadas. Lo único que vence al “diablo” es la más profunda indiferencia y si a esto le añades lástima por sus actos y compresión te estarás convirtiendo en un ser verdaderamente inmortal.

Entonces, estos seres huidizos se llevan la aterradora oscuridad consigo, y lo que queda es el siguiente escalón dimensional. Aquellos seres que desde la distancia nos observan, que nos hablan, que nos ayudan de manera indirecta. Su condición no les permite el contacto directo con nuestra materia, y entre nosotros y ellos hay tanta porquería e incredulidad que resulta imposible que la mente despierte a sus intereses para con nosotros. Muchas criaturas y entidades tanto humanas como humanoides o no humanas se encargan de manera muy concienzuda de que nuestra evolución sea un enredo lento y doloroso. Pero que no es más que un juego mental simple, que condiciona nuestra pequeña mente. Pero no hay que olvidar que nuestra mente sólo es un ápice de la totalidad de nuestro ser, que domina y siente las cosas tal y como nosotros se las planteamos, tal y como nosotros se las presentamos y nosotros siempre tendremos la última palabra.

Tras el miedo y la condición física o la arraigadísima consciencia social, se desprende el traje de carne material y se despierta la esencia de la vida que bulle en el interior de cada uno, se ven fogonazos energéticos repletos de compresión, creatividad y verdad. Aquellos seres de luz que reinan en el cosmos con una evolución que nació hace miles de millones de años, aquello a donde nos encaminamos a pasos lentos y quebradizos, aquello que nos espera en el mañana, o aquello en lo que siempre estuvimos, aquello de donde provenimos, la verdadera condición de una única e infinita existencia.

Ver sin ojos, ver con el alma, ver sin odio.

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3 respuestas a ¿Qué se ve tras la membrana de la matrix en la que vivimos?

  1. BERKANALUZ dijo:

    Ver sin ojos, ver con el alma, ver sin odio…. Palabras de motordearkivo.com, profundas y certeras palabras para terminar un post sobre la misteriosa matrix que nos tiene a todos atrapados…saludos…

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  2. literatoluisrodriguez dijo:

    Dicen que ni siquiera los colores existen, sino que depende de como los refleja la luz.
    Y si tuvieramos más sentidos, y no solo los cinco? Como sería el mundo?
    Un abrazo.

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