La cultura popular es tan contundente como arrasadora y en muchas ocasiones su transformación de la verdad acaba convirtiéndose en la verdadera fe de las personas, dando a infinidad de temas extraordinarios un punto y aparte, indagando, cerrado y andando a otra parte.

Por eso hoy, a estos seres prácticamente invisibles se les ha achacado la responsabilidad de vigilar y cuidar los bosques. Se afirma que residen en las partes más profundas de los mismos, y que se nutren de la pureza de la naturaleza, y que aterrados y desconfiados siempre huirían de cualquier presencia humana, ya que somos los responsables de su confinamiento entre los árboles. Nos ven, como no es e extrañar, como bárbaros, cazadores y destructores de se hábitat.

En la antigüedad estos seres elementales residían entre los humanos, recibiendo el nombre de brujos o brujas, la anti-cultura los tachó como algo negativo, desconocido y peligroso y en la inquisición hubo una gran criba donde cayeron tanto culpables de practicar artes mágicas, como inocentes.

A estos seres no les quedó otra opción que huir a lo más profundo de los bosques, donde empezaría la verdad sepultada a convertirse en mito.

Estos elementales o brujos eran grandes conocedores de rituales mágicos, magia herbórea, así como de las plantas alucinógenas y artes oscuras. Se refugiaron en el interior de los árboles y en cuevas, y ahí prosiguieron con su estudio sobre los elementos y las plantas. Eran capaces de someter a personas de mente débil a su voluntad y de inducir pensamientos y extrañas visiones en la mente. Podían comprender y deambular por diferentes escalones dimensionales y se creó una gran grieta entre su mundo y el nuestro. En general ellos aprendieron a ver a través de las cosas, nosotros a mirar el suelo. Y hoy, los dos polos son tan distantes y distintos, que podríamos denominarlos como seres de otro mundo.

Su concepto del bien y del mal difiere mucho del nuestro, por eso sus artes pueden confundir a las personas. Eso no significa que no existan seres benévolos o malvados, pero es cierto que sus decisiones para contigo pueden no ser claras. Tal vez quieran jugar contigo y acabes llevándote el mayor susto de tu vida. Por esa razón es complicado comprenderlos y más aun verlos, las formas de comunicación que tienen son muy sutiles y se requiere una mente abierta y en paz, sin juicios, ni contaminación externa, un total y fortísimo vínculo con la naturaleza y los animales, así como una buena intención impoluta y sin disfraces.

Estas actitudes atraerán a ti cosas buenas, experiencias positivas de aprendizaje, en un mayor grado emocionales y en menor grado visuales, y las actitudes contrarías atraerán una experiencia negativa o vacía, una sensación de saturación emocional y mental, ansiedad e incluso pánico. Todo esto para aquel, que con una menta abierta, se adentre en los bosques con esta intención clara.